Amanece con niebla
Y silencio.
Los pájaros libres festejan esta primavera
porosa al dolor del mundo
Y seguimos respirando
plenitud efímera
y esperanza duradera,
dentro de una burbuja de membrana fina.
Ahí fuera caen bombas.
Los muertos se van en soledad,
Los vivos resisten, sufren y gozan
¿Aprenden?
Unas alas invisibles apuntan como brotes
Silencio y niebla.
Arriba el sol
Y el amor como bandera.
Extraña el sol
tan libre y cotidiano
y el aire,
tan limpio y detenido.
Y esa belleza
que te acaricia
sin pudor.
Extraña,
mientras muchos
caen de bruces
en la noche huérfana
y beben ausencias
hasta las raíces.
Y están solos en un halo de hierro
sin hilos ni plumajes,
ya sin garras, ni tapujos.
A solas con el aire que les vive
Y con el sol sobre la herida.
Extraña
el celo del pájaro,
y la exuberancia del árbol
que olvidó la sequía.
Aguanta abuelo.
que no te falten respiradores y amor
y un trozo de primavera
por el hilo de plata.
Dia
a
día
gotean
los
días
por el embudo del tiempo
sobre los campos en flor…
y sobre la “republica independiente de nuestro hogar”
Días
y noches
gotean
sobre los cuerpos semidetenidos
y
todo acontece
entre la excitación de las petunias
y la aglomeración de los hospitales.
gotean
en
punto
de
luz
crepúsculos y amaneceres,
a compás.
El cielo y el infierno
también gotean
a un paso de la respiración.
Sabido es que incluso los paraísos
tienen sus goteras
y en el infierno puede brillar
la luz del amor más puro.
Si te envuelves en papel de celofán
y te encierras entre “muros de metacrilato”
pronto se acabará tu aire,
no importa que la primavera arrecie
y todo cante para ti.
Todo acontece.
Estar a salvo, de momento
es sólo un pulso transitorio.
dentro del capullo
los gusanos permanecemos
confinados en nuestro destino de mariposa.
Aun desnudos
y en el silencio de la noche
los sueños se pliegan en reposo
y crecen las manos del corazón.
A veces, encendemos una hoguera
para visualizar el futuro
Ánimo!
Respira y confía.
Respira, respira,
confía, confía,
en la noche crecen alas.
Y aprende.
Es lo que me digo a mi mismo.
De soledad no se muere uno tan fácilmente.
Al sol un verso no le basta
A la tristeza sí:
estoy sin ti.
Hoy toca encender velas
y aceptar que no te perteneces.
Se abren nuestras carnes
cuando colisionamos con el misterio
de la fragilidad.
Qué se puede hacer, decir, aullar?
cuando descubres al Destructor en las leyes de la vida,
cuando te amputan un brazo, un hijo, un marido…
Hoy toca encender velas y enviar amor.
Abrir el corazón y cobijar,
Dices,
hacerse poroso entre los mundos
al poder de lo blando,
dices .
Pero cómo se hace eso?
Dónde están las llaves de ese reino?
Para abrir el corazón tienes que perderle el miedo al dolor
y ser valiente,
dices.
Tendremos el valor?
Antes o después, los momentos críticos
convierten nuestra travesía en una iniciación.
La recompensa es la dicha,
dices
Largo es el camino.
Déjame rezar
a mi manera,
frente a una vela,
con mi guitarra,
respirando el aire de la montaña
o escuchando a los pájaros cantar.
Déjame rezar como rezan las almas
que recoren el camino
de la vuelta a casa.
Se consumen los dias
tajo a tajo
como leña herida por el amor.
Vale.
El tiempo es una nave
que se adentra en la niebla,
si,
pero todo es cosa de hoy
y el sol que emerge entre las nubes
decreta:
Tu misión es vivir
plenamente vivo,
ahora.
El Innombrable nos condena a la distancia social,
si,
pero no al desapego.
Agazapados y contraídos
si,
pero no desvitalizados.
En el hogar-capullo
fuera del tiempo
fermentan sueños,
se amasan esperanzas
y crecen los brazos
para palpar volúmenes en la distancia.
Calculamos los pasos que nos alejan del frío
y aprendemos a teleabrazar,
a teleacariciar,
a teleconsolar
a tejer redes en el aire
y crear cauces
para que el calor circule.
También aprendemos a escupirnos desde lejos,
a teleproyectar el odio
y a disparar veneno con bala de crucero.
Hoy todo es cosa de hoy.
Ya se sabe que la primavera es eterna,
mientras dura.
Hoy seguirán lloviendo milagros
verdes, rojos y negros,
pero el amor, de ti depende.
Y no olvides que eres una afortunada
porque respiras.
No es lo mismo estar en tu casa que en la UCI.
No es lo mismo.
De la montaña desciende el día….
Feliz domingo de confinamiento.
Amanece lunes lluvioso
de abril confinado.
El cielo se desmorona
mansamente
en pedacitos de cristal
y los árboles licuan su placer
con los ojos cerrados.
Se nota que disfrutan.
Rezan y agradecen el momento,
como nadie.
Cantan en silencio sus cavernas,
que se unen al coro de las aves.
Los mirlos del amanecer no piensan en mañana,
celebran el celo correspondido,
se divierten.
Practican su arte excelso,
sin firmar la obra,
sólo por amor al arte.
La injusticia de la sumisión,
la amenaza de guerra nuclear,
el calentamiento global,
el Innombrable…
conviven con el aire.
Pero la primavera empuja desde dentro
con su musgo blanco
y de lejos nos llega la respiración del océano
¿Será el amor ese porvenir que nos tienen prometido?
Mañana lluviosa, martes de abril.
Si, el odio es una pandemia.
Es verdad que en los tiempos del Innombrable
abundan los carroñeros
y los que innovan en miseria moral.
Es verdad que el odio es miope
que la maledicencia es venenosa
y que nos hace enfermar.
Es verdad.
Cada gota de odio derramada alimenta al caníbal de la luz,
cada mirada oscura provoca el incendio de un bosque,
cada manzana envenenada hunde un barco con alimentos para la esperanza,
cada palabra que desnombra seca alguna fuente.
Si, el ladrón de nombres debe ser denunciado en la plaza pública.
Pero, no falla
A las 7 de la mañana,
una noche de tizne profundo
se vuelve mulata
y deviene en nubes
y las nubes en lluvia
para el amor.
Pregúntales a los árboles.
A las 7 de la mañana
Los mirlos se apoderan del silencio
y cantan para la primavera
y miles, millones de humanos,
los más,
desgranan aquí y allá
palabras que no lapidan
y ofrecen manos que apoyan
impulsan
y hacen crecer
en un planeta que descansa.
En tu casa,
cada gesto de ayuda es un viento para el futuro,
cada mirada limpia una urdimbe de calor,
cada palabra de luz invoca lluvia en primavera,
cada manzana madura dibuja la sensualidad del sol.
Cada perdón una presa arrebatada,
un pilar para la patria cada piedra con tesón …
Hoy envidio que el patriotismo hable portugués.
Quizás algún día nos hagamos merecedores de la fraternidad.
La belleza se insinúa entre velos,
ajena a las advrsidades.
Se necesita una noche oscura para que brille la luna.
Detrás de los párpados
está la luz
con todas sus bocas llenas.
Detrás de los párpados
ya no quedan dientes.
sólo luz.
Hacemos la guerra
cuando no sabemos hacer otra cosa mejor.
El animal que habitamos pelea
con lo que tiene,
según su estilo habitual.
Son amarillos
los dientes de la fiera
que no sabe danzar
Antes que el sol
los mirlos sin cadenas
anuncian lluvia.
La naturaleza es Dios (Spinoza)
Empezó algo así como una llovizna.
Todo era primavera
y las palabras ya bullían.
A veces sabes con certeza
que tu cuerpo es vivido
de la raiz a los frutos.
Y algo te dice
que mañana también
vivirá el que te vive.
Todavía no era el tiempo de la cosecha
y ya para unos cuantos
había comenzado el despertar.
Continúa el silencio de la noche.
Café en taza,
el tiempo detenido.
Me siento a esperar
los fuegos del amanecer,
a los pájaros, los primeros,
como un peregrino de las madrugadas.
Estoy vivo, respiro, siento.
Siento el aire,
sin tubos ni respiradores,
dentro y fuera
como leche nutricia
en el rio de los segundos.
Observo el incesante, caótico y lúcido alboroto
de una mente con vida propia.
Algunos lo llaman empanada mental.
Observo desde un lugar incierto,
entre las bestias y los dioses.
En primavera se palpan las fuerzas generativas,
sin el miedo de los que tienen que morir.
Los ojos de mi perra Samba
conservan intactos su instinto de dar amor.
Tal vez, un ejército de ángeles
tripule reactores de golondrina
O tal vez, la bruja de los sueños
porte doradas alas de mariposa,
sobrevuele árboles
y clausure hogueras.
Tal vez, bruja y ángeles
respiren santa libertad
y dibujen
un corazón para cobijar el día.
Un día más los mirlos con total sinceridad.
Sin confinamiento,
Las lecciones de los pájaros:
“Sea cada uno quien es
Inventen el equilibrio
Construyan el paraíso aquí en la tierra”
Otra noche, otra luz,
el río de los segundos,
los pájaros….
Por los alrededores,
ni rastro del Innombrable,
la primavera como telón de fondo,
la lluvia que no nos falte.
El presente bien, gracias.
Hambre no tenemos,
solo aprensión por el futuro,
ligera,
en esta mazmorra de barrotes dorados.
La casa, nuestro reino más cercano.
¿Quieres cambiar el mundo?
Empieza por tu casa
dicen los pájaros.
Seamos el cambio que queremos,
decía Gandi.
Quieres equidad?
Practica en casa
Quieres arte,
la belleza, primero en casa
Quieres amor?
empieza dando
y si hay que saltar al abismo,
que sea con los más próximos.
Querías tiempo,
Cuerda,
prorroga…?
Pues aquí tienes ante ti
las infinitas posibilidades del ahora.
Un parto siempre es hacia delante.
Y en tiempos de pandemia,
si te atreves,
construye el paraíso,
en el reino de tu casa.
Y si recibes bendiciones,
pues que se expandan.
Vi la luz hilandera de la mañana
como el destello efímero de una floración.
El día se anunciaba lento,
mientras un iceber luminoso
emergía del abismo.
Vi la primavera con ojos de alimaña viva
Y agradecí aquella luz perecedera
sobre el caminar de los hombres.
Te ví, me ví.
Vi como unos con otros fuimos
más allá de las costumbres
y cada uno moría al viejo cuerpo.
Vi que era singular, el propósito,
en cada manera de vivir.
Una nueva oportunidad.
El coro de las aves,
que no cesa
renuncia al espectáculo,
y canta por cantar
en el día de la resurrección.
Buenos días,
si la vida tiene a bien
y el Innombrable no contamina nuestra mente.
Nos espera el deleite sin prisas
en el espíritu de las cosas.
Llueve.
El día comienza con la noche,
la noche que respira
perfumes pequeños y grandes
y se devana en su cuerpo de pez ciego.
La noche es un pez ciego
que respira bajo la lluvia
en el lunes de aguas.
A bocanadas de aire
el día acoge tus historias
en un silencio sin cuchillos.
Y si el barro y la culpa
amasaron pan amargo,
la paz hay que ganársela,
como dice mi padre.
La noche y el silencio van de la mano
en un ejercicio vegetal.
Un lienzo blanco te reta
a dibujar sin ojos
el desenlace que tu imaginación elija.
Más arriba el sol era de oro,
hierro candente para las golondrinas
Plantado sobre la noche
con la soledad de un náufrago
presiento latidos
invisibles al ojo desnudo
y me deslizo por la cola del tiempo,
al acecho del sol,
que brillará mientras se despide.
Otro amanecer que está vivo
Y no te pertenece, me digo.
Antes,
el hombre- hormiga
trajinaba
entre el estómago vacío
y los sueños por vivir.
Indefenso y acorralado
un día descubrió
que nada era lo que parecía
y la noche se hizo demasiado grande
para mirarla con un solo ojo.
Hoy el aire sin horas
todo lo conecta
y estira.
Dicen los siux que el fuego procede del sol
y la nube es aliento vivo,
que piensan la existencia con el corazón,
que para pensar, mejor imaginan.
La noche es demasiado grande
para pensarla con un solo ojo.
También la primavera,
el amor….
Quizás con todo el cuerpo.
Podriamos recibir tanto?
A un paso de la luz,
en la noche de tus células
también la primavera
hace florecer un árbol.
La vida no se detiene
ni en alta mar
y el océano del tiempo tampoco.
Lleva
estrellas incrustadas,
el tiempo,
paraísos indefensos
y silencios opacos.
Y bajo esta cúpula bárbara,
la noche te llama para nacer.
Te remueves,
hozas
y naces.
Penetrada de raíces,
respiras aire sagrado
y la luz se acrecienta entre las vísceras
de un diluvio rojo que late.
La noche te llama por tu nombre
y cuando abres los párpados
persuades a la lluvia
para que te entregue sus secretos vivos
y sabes que eres un pájaro cantor
y te subes a un árbol
y cantas,
cantas,
tu alegría de estar vivo.
El momento es ahora
Porque, si no es ahora
¿Cuándo?
Si algo se cocía a fuego lento,
ahora borbotea.
Ejerciendo la libertad de los confinados
practicamos los ocios del amanecer
y nos consagramos a la pérdida de tiempo,
del tiempo es oro,
del salid y dominad la tierra…
Una Gran Pausa nos aboca
al Tiempo fuera del Tiempo
al presente lento
y a una Dieta de reflexión
para imaginar el futuro
¿qué está muriendo?
¿qué está naciendo?
¿hacia donde tenemos que caminar?
¿retroceder es avanzar?
¿qué es lo verdaderamente importante?
¿Sabemos vivir?
¿cómo llegaré a fín de mes?
¿me quiere, no me quiere?
¿podremos reconocer “el regalo sobre la herida”?…
Abruma la complejidad
pero si cierras los ojos
y respiras
traspasas un umbral,
se apagan las preguntas,
y el tiempo de la mente
que corre o vuela
se convierte en aire,
ritmo y pulso,
pan en equilibrio,
serotonina.
La cebolla descubre su núcleo jugoso
cuando se desnuda.
Pensar con todo el cuerpo,
imaginar con el corazón.
Si no lo digo yo,
que lo diga Buda
Hay algo como de ciencia ficción
n esta excepcionalidad
ue, si no fuera tan plácida
daría pavor.
Google sabe más de nosotros,
que nosotros mismos
la primavera pujante y esplendorosa,
nos sienta en el banquillo,
“a pensar”.
Las noticias dan el parte
de muertos, infectados y curvas.
La TV habla de las dos Españas que todavía se odian
con razones bien fundadas,
como si la reina de las nieves
nos hubiera herido los corazones
con cristalitos de frío…
y de pronto, hemos ingresado en el futuro,
confinados en la casa común
como familia planetaria
con retos universales,
con bienes compartidos….
Mirando árboles, desde la ventana
practicamos el ejercicio de la fascinación
y la memoria nos duele
con la rapiña del capital ambiental,
que está siendo arrebatado a las generaciones futuras
y que no es sancionada.
Quizás una mano invisible pueda
extraer la esquirla que nos hiere
y sanarnos del desamor.
Quizás un ejército planetario compasivo
pueda lograr con puño de hierro
que los bienes comunes de la tierra
no sean moneda de lucro,
sino caudales de la vida
para la vida,
regalos en alza.
Quizás seamos capaces
de recuperar la transparencia del agua
viva,
sin plásticos
y para todos.
Y lograr que el aire sea un océano fresco,
sin embotellar
y fuera de las escafandras de lujo
y que los grandes hielos puedan seguir acogiendo osos
y sobrecogiendo el alma
(Y no solo flotar en trocitos para el cubata).
Empapada y callada,
sin humanos,
la naturaleza contiene la respiración,
y el silencio es impresionante.
Tiempo vivo,
silencio de oro,
oportunidad para contarlo.
de momento tenemos suerte,
no nos falta el aire ni el agua.
Hasta el viento aflojó
para quedarse en casa.
Desesperación, colapso,
Oportunidad, anomalía?…
No será fácil escalar las cumbres del equilibrio
en tiempos de pandemia.
Cuando las bocas tienen hambre
los árboles corren peligro.
No será fácil bailar acompasados
sobre la cuerda floja
con el enemigo.
Amarillos son los dientes de la fiera
que no sabe danzar.
La muerte multiplica sus espejos
y nos plantea un enigma colectivo.
O nos salvamos todos juntos
o nos come el coronavirus.
Y cuando los ojos no vean
nos quedará el incipiente el olfato
y escuchar con el instinto
las palabras que paren las piedras,
y los énfasis silenciosos
de los signos.
Triunfarán las miradas turbias,
los ojos en lanza,
los juegos multiheridos.?
¿Tendrán que morir los más viejos
y hacerse viejos los hijos de los viejos?
¿alcanzaremos la inmunidad de rebaño
contra la pandemia de la locura?
¿Tendrán que transcurrir los días de la ignorancia
para que el corazón sea luz
y la soledad un fuego enamorado?.
La travesura del amor
es un reto radical,
el destello de un diamante,
un fabuloso destino…
Cada amanecer los pájaros atraviesan
La puerta de las palabras,
son jóvenes, a pleno pulmón
Y nos traen el aviso:
Somos un coro vivo
O afinamos todos juntos
O nos come el coronavirus.
El hombre cazó raíz de olivo
con extracción de galeno
y Notre Dame terminó ardiendo
en la chimenea de su casa.
Las manos pudieron
liberar palomas
para que la guitarra volara.
Suena a pájaro libre
la primavera,
a filigrana de luz,
en el subsuelo bullente,
a mano tendida.
La enredadera de los sueños
no crece,
pero no duerme.
Aplacados
los caballos de la adrenalina
unimos los alientos
en el suspense
de un destino común
con desenlace incierto.
Huele a verde mañana con sol,
aire limpio,
brisa fresca,
orfebrería fina…
Un día más…
Muchas cosas ya se sabían antes de que ocurrieran.
Todavía podría ser tiempo.
Otra noche más devora las formas
y desenrolla su larva.
Abres los ojos
y te asaltan los regalos del nuevo día,
una vez descubierto
que ser rico no te hace eterno
y que solo la muerte te torna invulnerable.
Es la hora de agradecer
y no dar por supuesto
el concierto de pájaros.
Acaricio con los ojos
como los árabes
un horizonte de árboles
recién lavados
y preparados para el sol.
Por la ventana, lengüetazos de buey enamorado.
Una pócima de belleza
salva de la soledad
bombea caricias,
canastos de uvas,
y Aleteos de golondrina…
Pero también hoy,
la muerte avisa fuerte
en el cuerpo de mi madre.
Poco mal y buena muerte,
que sea leve el peaje.
Yo soy de esos que abrazan árboles
porque abrazar es un ejercicio
que desarrolla la musculatura del corazón.
Los árboles me vencen por amor
y no dejo de admirarme
de esa vida que es arte,
sabiduría borracha de primavera
poder benéfico y medicina.
Ahora que nos crece un hueco entre los brazos
quizás debería prescribirse con recetas.
También los animales vendrían en nuestra ayuda.
En esta primavera de lluvia y sol
belleza húmeda y células nutridas
ingreso, definitivamente
en la cofradía de los adoradores de árboles,
y abrazo su teología.
Activista enamorado,
pastoreo árboles en el páramo,
y se va formando un ejército
benefactor de clorofila.
Y me convierto en feligrés de la naturaleza,
incapaz de hacer justicia
al milagro simple de la vida vegetal,
quizás amando.
Gracias día
Hoy me pongo en viaje.
Pareciera anodino e insustancial
tan minúsculo acontecimiento,
pero confinados desde hace seis semanas
se ha vuelto blanda la piel de los guerreros.
Acudo a la llamada de mi madre,
que espera en cama de hospital,
aunque no es su voz la que me llama
es un corazón en la distancia
que latió con el mío
y permanece unido
con el hilo de plata.
Y abandonas la burbuja
para despedir a tu madre
y te sientes desnudo
como un pájaro a medio emplumar.
Y descubres que la intemperie es áspera
aunque sea primavera
y los árboles luzcan plenos
de vida que deslumbra.
Y te sacudes el miedo
al dejar tu casa,
que es la otra piel
para recorrer el mundo
en un ejercicio incierto,
porque ahí fuera caen bombas
y la carne se vuelve presa.
Pero tu madre puede partir
y necesitas despedirte,
sellar el vínculo,
pagar el tributo del amor
y por amor te manchas
antes de que el agua regrese a la nube
y el corazón sea solo aire.
Y recorres tu camino entre sembrados,
como si acabaras de salir del huevo.
No hace falta ser un héroe para decir
Gracias,
te quiero,
te queremos,
sé libre,
te llevo dentro
soy tu,
somos tu cosecha,
sana si puedes
y si no parte
ligera
tenue,
expectante .
sentirte,
que me sientas,
recibir tu legado
y que nuestro amor te acompañe
Otra vez el amanecer de los días regalados.
Habito la fragilidad de mis padres
que es la mía y la de todos.
Mi padre el dios de mi infancia,
la música y la palabra
la encina, la vid
la recia certidumbre
de la muerte que se guarda en cada vida,
el viento poderoso
el sol invertebrado,
la sombra de la encina,
mi madre el fuego del hogar,
práctica y lista
como todas las hembras que han rozado la muerte
y han vuelto para dar calor a la manada,
la mirada robusta,
que abriga del frío,
el cuenco y el barro,
Los habito ahora que han tenido tiempo de hacerse viejos
Y casi ciegos de memoria
practican una cordura básica,
sin paja,
ni tapujos,
todo grano.
Y te dicen que el amor es lo primero
y que hay que ganarlo
y también que hay que saber partir,
cuando llegue tu verano.
Estoy vivo,
respiro,
nací ayer.
Tengo más de sesenta
y puedo ser,
niño,
joven,
adulto
o anciano.
La canción de la mañana elijo,
a tu lado.
La canción de la mañana elijo,
a tu lado.
Llega el día embozado en nubes
y burbujas de sol se despiertan entre velos.
La tierra seca ya no percute desde dentro,
la primavera es parsimoniosa,
jugosa y alegre
y la belleza te hace inmune al desaliento.
El amanecer es un espejo
que rompe el espejo de la duda.
Y con el sol llegan las palabras
y su misión heroica de nombrar misterios,
reducir a claridad el caos del camino,
indagar encrucijadas
y cabalgar retos.
Unas llegan en tromba
desenvainan y hieren,
otras silabean como el cristal
y curan de la sequia.
Cada día las palabras le sirven al hortelano
para desbrozar y airear la tierra
y para cultivar los minúsculos brotes
de la buena medicina,
brotes como espadas de futuro
que rescaten de la soledad
y sanen de la amargura:
se fuerte y cuida la amabilidad,
dice Jacinda Ardern.
El mañana ya está aquí.
Se libre y cuida la verdad,
se valiente y defiende la justicia,
sal del armario con tu arte
y rocía el mundo.
Y dame una mirada luminosa
en los días de la melancolía.
El amanecer trae la luz
en los pájaros que no cesan,
y una ola de tiempo extendido para respirar la pena.
Sin distracciones ni tareas,
una pena verdinegra
de que tu madre pueda partir en primavera.
Sin quejas de fortuna,
ni quebrantos resentidos.
Pena simple
pena pura,
sin hinchar la medidas.
Entre un diluvio de frutose
el abismo
y la humildad.
Gracias por el nuevo día
De mi padre
aprendí la humildad para ser árbol de páramo,
que implora el agua
pero aguanta la sequia
y hasta el olvido de los hombres.
Es humilde el que ha sufrido,
el que habita cuerpo
y tierra pasajeros,
quien es poseedor de hambres
y de límites,
quien sabe apreciar
la flaqueza de las fuerzas regaladas.
De mi padre
aprendí a sorber la belleza efímera de cada amanecer
a cantar al río
y a ser joven con el nuevo día.
Agradezco el aire que va de paso
Bienvenido sea el amor
El tiempo es oro,
cuando el oro es vida,
alma,
presente,
un destino entre tus manos,
si Todavía no te ha llegado la hora de envejecer.
El tiempo
es luz
de paso,
mientras pierdes datos,
se hunden tus raíces en el olvido
y te desnudas.
Oro, el justo.
El oro es bueno
para conseguir comida.
El tiempo, sin embargo, no tiene precio,
es un regalo para jugar y descubrir,
para reir con Eros
y con Tánatos llorar,
Para aprender
Y ser
Lo que puedes llegar a ser…
El tiempo es una medida de aire para el cuerpo.
El alma conserva
intacta
la memoria de la eternidad.
La esencia ya no respira.
Un árbol es más que un árbol
es un pecho descubierto,
cobijo de pájaros vivos,
espíritu de amigos muertos.
Es un misterio que vive
en un cofre de secretos,
es la paciencia tenaz
de la vida que va siendo.
Un árbol es más que un árbol,
es una copa de luz,
y una fábrica de aliento.
Es un iceberg de sueños
en la frente y los adentros.
En los fuegos del verano
templa su espíritu fiero.
Dureza de roble,
ternura de cielo,
campanas doradas
levanten el vuelo.
Un árbol es más que un árbol,
es un incendio de besos.
A Ignacio no conocí,
pero en el roble le encuentro.
En las hojas sin espinas,
en la brisa y en el viento.
De los soles de la tierra
tu corazón el primero,
de las nieves el cuchillo
y de julio el retostero.
Toma la tierra molida
y la lluvia de febrero,
toma el sol sobre la herida
y la flor de terciopelo.
Un árbol es más que un árbol,
es un pájaro muy quieto,
un animal que desgarra
con sus raíces el suelo,
es una nube que canta
un ramillete de fuego,
un árbol es más que un árbol
es dios mismo mensajero.
Y cuando el pájaro te ame
para ser hogar certero,
dale en tus ramas cobijo
y tu corazón entero.
Un roble es más que un roble,
es un rey por nacimiento,
es una tribu que abraza,
entre versos anda el juego.
Toma de mi copa y bebe
Le susurra el jardinero
3 de mayo de 2020, día de la madre,
Dos mujeres avanzan por caminos muy distintos
y sus destinos se cruzan en el día de la madre
Una sabe que su hora está llegando
Y busca una grieta para ascender.
La Gran Madre sabe que termina
su compromiso con la prole
y ya solo otea el horizonte
del gran mar que se avecina.
Y mientras respira y se apaga
se siente libre para nacer
y le crecen otras manos
para palpar el misterio
y otras alas
para cruzar la frontera
en vuelo
cuando la noche ya no respire
y la luz perpetua sea la casa
donde nunca se pone el sol.
La otra mujer es joven
y recorre su camino de hembra
abocada a ser canal de luz.
También sabe que está llegando su hora,
la hora de dar luz a la vida,
la hora del dolor,
la hora de la fiereza,
la hora de ser valiente,
la hora de apretar los dientes,
la hora de rezar con todo
la hora del amor…
Y recoge su testigo de madre
para que Darío sea un pez
de tierra adentro,
mientras la primavera lo acoge todo
el confinamiento,
los amaneceres, los pájaros
los grandes viajes existenciales,
las flores y las heridas.
Con tres heridas voy, dice el poeta,
la de la vida,
la de la muerte
la del amor.
Y si el amor no puede contra la muerte
plantar un roble,
al menos,
nos salva de la separación.
La noche es víspera
aluvión y cieno,
cobijo y hojarasca
para el corazón de los pájaros.
La noche es amplia y ancha
y no cabe en tus pulmones,
aunque se diluya por tus venas
y de lejos nos lleguen
los murmullos de la sal.
Aquí seguimos haciendo humus.
Desde luego no saldremos intactos.
¿Cómo sabremos trenzar
el hilo finísimo
de no abrazar, pero sonreir,
de no tocar, pero transmitir,
de estar abiertos pero protegidos,
de ser espontáneos pero reservados?…
La verdad cruda
también es primavera lluviosa,
ciclón verde
y un fuego que rinde honores.
El corazón del mundo
se abre desde dentro.
Dichoso el amor correspondido.
Y en la adversidad, brazos abiertos.
Si no fuera por los pájaros
la noche sería un abismo mudo,
sordo vacío de luz.
Pero ahí están ellos
los virtuosos
y puntuales
los artistas alados
con voces enfundadas de primavera.
Ahí están ellos,
trazando filigranas sonoras
sobre la frontera movediza del amanecer,
musicalizando esta pausa relativa
en la encrucijada
de las noches y los días,
celebrando las ganas y las venas
y despidiendo los ciclos que terminan.
En la encrucijada oteamos el horizonte
y redefinimos nuestra arquitectura,
a veces, con dolores de parto.
Más allá está el futuro,
pero el presente es antes.
Escuchar y respirar
el concierto gratuito
y sin mascarilla
de la sinfónica mañanera
no tiene precio.
Ni se compra ni se vende.
Es un regalo de fábrica.
Gracias, vida.
Los pájaros cierran la noche
a pico abierto
y abren el día
a corazón tendido.
Las primeras voces llegan
como flautas de luz
deslizándose por una madrugada jugosa.
Saludo al nuevo día
desescalando un confinamiento
de oro,
porque no falta la comida,
aunque a los brazos les faltan árboles
y tierra de carne y hueso,
sin preservativo.
Mírame, pero no me toques,
tócame, pero no me respires…
El corazón aguanta mucho
aunque no es amigo de guardar distancias,
pero las ganas son las ganas,
y deberá aprender a latir,
dentro de una burbuja
en mitad del bosque
o debajo del agua.
Convivir con el virus,
claro,
con las bacterias,
con los depredadores,
por supuesto,
con la muerte,
desde luego.
Abrir y cerrar,
sin duda,
mamparas, burbujas,
mascarillas, lejía,
geles hidroalcohólicos, distancia social,
policía,
bueno, vale
ma non tropo, per caritá.
Que no falte la liviandad
miradas que acogen,
sonrisas que acarician,
palabras que no infectan,
ligazón de fuego,
cuerpos al sol,
fuerza centrípeta,
apasionada telataña,
tu bravura rendida…
Si ya te has quedado en casa,
ahora no te olvides de salir.
Toma aire de los bosques y vitamina D.
Recuerda que, defensas, las justas
La hiperreactividad mata.
Amanece mañana lavada,
luz a estrenar
y árboles rejuvenecidos.
Distingo algunas voces conocidas
en el concierto de los pájaros.
El búho solitario emerge de la noche cerrada
el cuervo, el mirlo,
el grajo, la paloma…
y otros muchos artistas misteriosos,
que ejercen desde el anonimato.
Hoy la melodía no me parece de coro
sino secuencias de solos,
interespecies,
que van a su aire
ensamblados
y ocupan el espacio sonoro,
sin competencias aparentes.
Siempre tienen algo que decir
los pájaros.
Cortejan o lamentan
buscan comida,
intercambian información
construyen hogar,
cantan por cantar,
celebran la alegría…
No se les ve muy estresados
a los pájaros de mi barrio.
El hoy es el futuro de hace un rato
y mañana pronto será hoy.
De los pájaros aprendo
flujo y juego
diversidad y arte
liviandad y alegría.
El ahora es el río que nos lleva con la respiración…
Me vienen las palabras:
equilibrio o abismo.
Buenos días
haiku
Asoma el calor.
Lo verde pletórico
y resplandece
Se apagan vidas,
Y crecen los árboles,
pájaros crían.
Puntual a su cita,
van cayendo los velos
y surge la madrugada desnuda
con su manantial de luz.
Asirse a la luz es confiar.
Los pájaros anuncian para hoy
una epidemia de sol
benéfico.
Cobijados en la fronda
acortan distancias,
con saltitos medidos
y pequeños vuelos.
Porque un árbol es más que un árbol,
es toda la vida dentro,
es un bosque,
es un río,
es la casa de los pájaros
y allí tejen sus recuerdos.
De árbol en árbol trinan,
en la copa
y en los versos.
Un pájaro es más un pájaro,
es un dios en movimiento,
es la gracia voladora,
es una tribu del cielo,
es la flecha que perfora
es una danza del viento.
Puesto que vives,
Vive,
dicen
y juega.
Si es hora de crecer,
no esperes
y si has de partir,
que sea ligero
con soplo liviano
de barco velero.
La noche es noche
y huele a misterio.
Café en mano
salgo a pescar algún pez
que me asalte desde el abismo.
En silencio espero un hachazo,
una sacudida,
un vientre que pare fuego.
La noche es movediza.
En la madrugada se revierte
la ceguera vegetal
y verdades insumisas
te embisten
para que las comulgues como puedas,
si puedes, con poesía.
El cielo y el infierno están dentro de ti.
Tú eres el árbol
que realiza la alquimia,
el árbol en busca de bosque
que inicia su travesía
hacia la compasión.
Y cuando suenan los pájaros
que obedecen a la primavera,
ya no tiene remedio
la desescalada de la oscuridad.
Con tecnología de precisión
o puntualidad suiza,
los pájaros anuncian
la victoria pasajera de la luz
cada día,
Así es la vida.
Como La poesía es un juego floral
para nombrar el misterio,
café en mano
espero la espada sonora
que anuncie el día.
Somos naturaleza viva,
omo los pájaros, los árboles,
las piedras y el río…
Y formamos parte
del movimiento incesante
pautado en ciclos,
ue nos crea y nos descrea.
La madrugada llega hoy
on luz desarmada
y un cielo talado de nubes.
Sabemos que convivimos
con plantas insumisas
y con los designios del destino,
pero los pájaros muestran
lo que las piedras esconden
y es imparable ese anhelo feroz
de la alegría
de ser “lo que puedes llegar a ser”,
de disfrutar cada segundo agradeciendo,
de dar tus “frutos”,
de encontrar un sentido,
de reír, jugar, cantar y bailar,
con ligereza.
Convivimos con las crisis inevitables,
con las incertidumbres palpables
con las pesadumbres desprevenidas
y sabemos que el escorpión espera y ayuna…
La luz lo pone todito sobre la mesa.
Somos naturaleza interconectada,
hijos de la vida
y coautores de nuestro destino.
surfeando los ciclos
vamos cabalgando olas
y tomando el viento a favor
hacia la estrella polar:
ese anhelo inconcreto e imbatible de unidad,
porque el peso de la separación
nos aplasta
y nos consume…
A quienes estamos vivos ahora,
buenos días.
De la noche llega la frescura,
campos olorosos
y pájaros vespertinos.
Quizás hoy vea crecer un bosque
en los brazos de la madrugada.
Abandono la ilusión de omnipotencia,
diluido
en vida,
que vive.
La mañana regala primavera
y la luna crece
escondida entre velos
como una pequeña coma de luz
que desenrolla su futuro.
La perspectiva de los ciclos
anula la soberbia de los engreídos.
Lo vivo crece o decrece,
se hace visible o se oculta,
pero la luz permanece encendida.
Respiro el tiempo
rítmico y ondulante
de todos los que nacen,
hasta que el aire
nos acoja, al completo,
en un solo corazón expandido.
Naturalidad y ligereza
para sortear los ciclos,
dicen los pájaros.
Es momento de vivirlo.
El momento es ahora
y que no falte la alegría.
Bienvenidos los mañaneros,
alados hijos del cielo,
heraldos del despertar.
Entre la noche y el día
bienvenida la flor en la herida,
las lecciones de humildad.
¿Sabremos, podremos, querremos
entendernos sin destrozarnos,
disentir y dialogar…?
Bienvenida la luz ondulante,
el trino y la voz vibrante,
tu cuerpo de miga de pan.
Bienvenido el aire que libo
el corazón del amigo
y las ganas de jugar.
Bienvenido el sol,
las caracolas,
el susurro de la aurora,
la inteligencia vegetal.
Venga la desescalada
la hierba y tierra mojada
vengan el bosque y el mar.
Venga la nieve escondida
en la montaña ascendida
con su líquida verdad.
Venga la risa liviana,
una esperanza temprana,
de aprender y de sanar.
Cada cuerpo un cuenco,
Cada deseo un fuego
Y cada casa un hogar.
Bienvenida la frescura,
el amor y la cordura
de una nueva humanidad.
Bienvenido el arte de hacer feliz
La noche diluye las mentiras
y fluye en suave onda.
El amanecer entra en la intimidad de tu cuerpo
y lo transforma en pájaro.
La madrugada es la señal.
Naturaleza pura canta
y sale del armario.
Es el tiempo de los pájaros
de salto en salto,
de vuelo en vuelo,
de canto en canto.
Ninguno manda callar.
De las ganas surgen
voces afinadas que viven y dejan vivir.
Sin colisión,
la mañana trae la claridad del aire.
Los árboles laten,
las venas trascurren,
y la santa alegría,
como un filón secreto,
amor,
desbordan los acuíferos
y se derrama por las gargantas.
Tu risa es un arado de la pena
y cuando la dicha recobra su estado natural,
me dices que ya estabas esperándome.
Por qué la madrugada viene con vitaminas?
No lo sé.
Algo tendrá ese parpadeo cósmico
que nos rescata
del pozo de la noche.
¿Vitaminas para el alma?
Serán los trinos sin pena,
la Inocencia sin locura?
Será la alegría en vena,
la transparencia y la frescura?
Será el pulso lento
de la tierra que respira?
Serán la promesa y la oportunidad?…
No lo sé.
Será que
puro e impuro,
amor y odio
duro y blando
se despliegan ante tus ojos
y van dibujando
un futuro confiado y sin miedo?
Será porque la vida sabe
y no disimula?
Será por el silencio
que acoge a los reyes del cielo?
Será la palabra: puedo?
No lo sé.
Lo cierto es que, cuando penduleas en la raya de la luz,
la madrugada inyecta vitaminas,
desenlatadas y esnifadas,
endorfinas de alta pureza,
aire a estrenar
y ganas de juego.
Un día más,
los pájaros
las estrellas de la mañana.
Podría ser que en la noche
metas tus manos,
palpando
Y te tiznes de luz.
Podría ser que, cuando los ojos no vean
el cuerpo crezca
más allá de los confines de la piel
hasta tocar la sal
y alcanzar los recuerdos.
Hoy bebo noche, café y silencio
mientras los pájaros preparan
cantos de cortejo
entrega de terciopelo,
y rituales de despedida.
La naturaleza es poesía viva y fecunda
y está plagada de artistas,
que no reclaman importancia personal.
Viven el arte con naturalidad
y lo pían.
La belleza es un océano
que rompe los espejos planos
y los convierte en cuencos de luz.
Acaso el misterio se vuelva benéfico,
cuando llegue el sol con sus fuegos
y la madrugada con su música.
Porque la primavera zigzaguea,
pero no duda
y el asombro fluctúa,
Pero no ceja.
El día despierta con bocanadas encendidas
de oxígeno renovado.
Que vaya por delante
la alegría de vivir.
Los pájaros reivindican “la gracia” de adorar
Y el placer de hacer feliz.
A veces hay que volver a intentarlo,
A veces no es por ahí.
Invadidos por la luz rodante,
los pájaros,
abandonan el cobijo
y alzan el vuelo
en busca de comida,
en busca de consuelo.
Siguiendo la estrella polar,
más allá de la reina de los hielos,
donde puedan bailar libres,
lejos de pesos y hierros.
Volar y cantar
de charco en charco,
de beso en beso
el hambre y el amor
dirigen el vuelo.
El aire te vive
la noche se entrega,
El tiempo regala
Primaveraaaa!!
Cuando la madrugada suena,
vida lleva.
Y ya se sabe que sin agua
el rio es un sendero de polvo
con los minutos contados.
Una mañana sin pájaros
es una garganta vacía.
Un mundo sin corazón,
perdería su belleza dorada…
Pero el sol derrota las sombras,
y los pájaros no faltan a su cita.
Hace falta ser valientes
para soportar la incertidumbre
audacia para superar la pesadumbre
y para dejarse la piel en el amor,
osadía …
La madrugada tampoco falla,
aunque sea a media tarde.
Los buenos días del cielo,
del aire los buenos cantos.
El sol corona las copas
ya se encienden los tejados.
Alguna brizna de luz
el corazón nos alcance.
Que las semillas germinen,
que la hidra no nos cace
y el aliento venenoso
a los frutos no amenace.
El odio es una alimaña
una excrecencia en azul,
es un atavismo en rojo,
una ignorancia de luz.
Es un abismo, un grillete,
un dolor para sanar
una pandemia de luto
esperando el despertar.
Es más fuerte quien resiste
instalado en la alegría.
El futuro es el amor,
tu inteligencia y la mía.
El sol adora las cumbres,
el día a saborear,
los pájaros sus costumbres
y pelillos a la mar.
Regresa el día
como un regalo para degustar.
Envuelta en árboles,
la luz,
celebrada de pájaros
y cortejada por ardillas,
hoy.
Respiro, luego éxito.
Disfruto de un equilibrio delicado,
sin el dolor araña
de guadaña verde,
hoy.
Disfruto con placer
del malabarismo de ser viable.
Inclino la cabeza
y junto las manos para dar las gracias,
como en Tailandia.
Tan grande es el regalo,
de estar a salvo,
hoy,
una deuda eterna de amor.
ganas de plantar,
de cuidar y de abrazar,
aunque sea líquido el aire
y cada día sea el capítulo de un cuento
que te inventas, en parte
sin desenlace definido.